AVENTURA POR EL SUMAPAZ Y DEMÁS SENDEROS DE COLOMBIA.: January 2006

En busca de la Cultura Megalítica

Al sur, al sur del Cerro del Pacandé está la Cultura Megalítica que quiero conocer.

El mito del Mohán cuenta la leyenda de un ser especial de los bosques, que vive a orillas de los ríos, con capacidad de cambiar de apariencia, a quien le gusta el tabaco, las mujeres bonitas, el ron y toca la quena. Según el decir de los ribereños, es implacable con quienes violan sus dominios, a quienes devora asando su carne. El mito fue utilizado para asustar a los niños.

Ante la Tatarabuela Ceiba de Gigante.

Los coterráneos se encuentran más allá del Oceáno.

Los amigos en la terraza de la casa de administración del Parque Arqueológico.

Parte del sendero original de ingreso al Sector Ceremonial donde se encuentran Las Mesitas del Parque Arqueológico de la Cultura Megalítica Colombiana, mal llamada de San Agustín.

Pareja de ranas en acoplamiento.

Deidad de las aguas, protectora de la Fuente Ceremonial. Fue tallada en el sitio.

Fuente Ceremonial de Lavatorio mal llamada lavapatas.

En busca de la Cultura Megalítica.1

Mesita B:

Las culturas antiguas rendían tributo a Dios, a través de su reprentación solar. Esto permitía la sincronización de los seres vivos con su fuente creadora.

Dolmen del Guerrero.

Templo de la Maternidad: La figura del Chamán-médico sanador sostiene un bebé recién nacido. En la parte inferior, la figura de la madre que ha dado a luz, sugiere una cesárea?

Algunas de las Esculturas Megalíticas que encontramos en el Bosque de las Estatuas:

El Dios de la Agricultura.

Hermosa escultura lítica que representa a un flautista, tocando su instrumento durante las ceremonias sagradas.

Diosa de la Lluvia. Observamos el Arco Irís que corona su cabeza y en cuyos extremos tiene dos monos. Arco Irís que representaría los elementales del Aire y del Agua. En su parte posterior, encontramos una flecha que sale del arco irís y termina en un triángulo, representando el Agua y el Fuego, que fertiliza la Tierra.

En busca de la Cultura Megalítica.2

En el Purutal, encontramos entre varias, estas esculturas que parecen pertenecer a un período más arcaico.

Hace veinticinco años, en el sitio La Pelota fueron descubiertas estas maravillosas esculturas policromadas con tonos terracotas, amarillos, azul, blanco y negro.

En el Tablón, encontramos representación femenina de la Cultura Megalítica con sonajero, aretes, nariguera, chumbe en la frente, pectoral y precioso vestido de alforzas en el ruedo.

Estrecho del Río Magdalena con sus 2,18 metros de ancho.

Una familia feliz, en el estrecho Sendero de la Vida.

Al salir del Estrecho del Magdalena, encontramos una Luz en el Camino.

Producción artesanal de la panela. Lamentablemente, se observó que se continúa utilizando cebo de res en su elaboración.

En busca de la Cultura Megalítica.3

Una descendiente amerindia, en busca de sus raíces.

El uso de las plantas enteogénicas dentro de las culturas Amerindias, revestía de un poder interno que les permitía descubrir su ser y su relación con la Pachamama. En un momento sagrado, nuestros hermanos viajaban y se interconectaban con el cosmos como un todo único y armónico.

Salto de Bordones.

Con esta escultura lítica, localizada en el Alto de las Piedras, esta cultura en su cosmovisión, manifiesta su concepto de que el ser humano tiene un aspecto denso, su cuerpo físico y un aspecto sutil, su cuerpo espiritual. Los dos no están separados sino plenamente integrados.

Lamentablemente, esta tumba es símbolo de la expoliación y saqueo que ha sufrido nuestra riqueza amerindia.

En busca de la Cultura Megalítica.4

Madre e hijo en una complicidad mutua, intercambian sonrisas en el Alto de Las Piedras.

Despulpando café, en el Alto de Las Piedras.

Salto del Mortiño.

Atardecer en el Salto del Mortiño.

De regreso de las hermosas tierras Huilenses, con gran riqueza ecosistémica y arqueológica, nos acompañan esos bellísimos doseles arbóreos que nos cobijan con su sombra y nos protegen del tórrido clima.

En el desierto de la Tatacoa.1

En la plaza central de Villavieja ante la réplica de un Megaterium, miembro de la familia de los actuales perezosos.

Padre e hijo a la entrada del desierto.

Una aspirante al Oceáno del Amor.

Luis Gerardo sentado en el cuello de un labradorlito, formación de piedra tallada por la acción de los elementos naturales y que semeja la cara de un perro labrador, que vigila la inmensidad del desierto.

José Romario, un hijo del desierto y administrador del oasis.

La vida en el desierto reverbera a través de un nacimiento de agua.

Un estoraque que sirve de testigo de la acción de la erosión en el sitio los Hoyos, en donde encontramos un sinnúmero de misteriosos laberintos de color grisáceo.

Ya en el atardecer y al final de recorrido por el sector Los Laberintos, encontramos un oasis en donde se presupone que el turista puede tomar un baño en el Desierto de la Tatacoa.

En el Desierto de La Tatacoa.2

Un hermoso atardecer en el Desierto de la Tatacoa.

La Reina del Desierto: Rosalina, en compañia de Elenita y Halim.

El profe Luis Francisco a la entrada del Observatorio Astronómico del Desierto de La Tatacoa.

El Cuzco o Los Colorados, zona visitada por los turistas quienes se maravillan por las características causadas por la erosión sobre el terreno, tal como el color rojo con vetas blancas del sitio.

Los paseantes al final de un largo viaje y ya de regreso, después de visitar el mirador del Cuzco, donde lograron observar los estoraques de Los Colorados.