Wednesday, November 30, 2005

En Busca de la Diosa Perdida

Clara y Sandra caminando hacia la capilla de Cumaca en busca de fuerza interior para el encuentro con la Diosa Quininí.


La incertidumbre del viaje desaparece después de la oración en la capilla de Cumaca.


Elenita, Michel y Sandra subiendo por la trocha al Cerro Quininí, en busca del bosque de robles.


Comenzando la tarde, los caminantes siguen en busca de su objetivo, a pesar de la amenaza de lluvia.



John, en la Piedra del Parto.

El alma individual conectada a la "Espiral de la Vida"

En las Entrañas de la Diosa Quininí

Primera parada, en compañia de Darío y John en la Piedra del Parto, definiendo el sitio de camping ante la posibilidad de que el bosque de robles se encuentre ocupado


Instaladas las carpas, "las guerreras muiscas" observan como la neblina se va tomando el bosque de robles.

Un hermoso hongo en medio de la hojarasca.

Parte superior de la piedra "Ceremonial de Lavatorio" o mal llamada lavapatas.


El amigo baquiano, Sandra, Luis Francisco y Clara en la "Piedra Ceremonial de Lavatorio" o mal llamada lavapatas.

Perfil de la "Cara del Indio Panche"


La diosa escondida detrás de las sombras.



Uno de los cerro tutelares del Quininí

En el "pico del águila", Clara asegura a Sandra ante la posibilidad de un "largo viaje"

Parte lateral de las rocas que conforman la "cara del indio".

Ante la inmensidad.

Ad infinitum.

La diosa meditando en una de las rocas que conforman la "cara del Indio".

Regresando a casa

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Al día siguiente, en medio de la bruma del bosque de robles, despidiéndonos del amigo John y planeando el regreso a casa.





Los
caminantes buscando la Tienda Albania, en el camino de regreso.



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La profesora Clara, orientando una clase de Tai Chi en medio del camino.



Conquistador rendido ante su Diosa Muisca.

Alegría que invade los corazones de los amantes compañeros después de una reconfortante visita a las entrañas del Cerro Quininí.

Aventureros descansando en la tienda "El Ocobo", después de una larga caminata. Ahora están en espera del transporte para regresar a la ciudad de Fusagasugá.

Friday, November 25, 2005

Laguna Encantada de Colorados

Los amigos Luis Francisco, Iván, Sandra, Ricaforcha, Los Manueles, Félix y los demás compañeros de la bici de montaña deciden ese domingo ir a la Laguna Encantada de Colorados.
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Saliendo a las seis y treinta de la mañana de la ciudad de Fusagasugá por la vía que conduce a Pasca, (lugar en donde se encontró la Balsa de El Dorado, que hoy se exhibe en el Museo del Oro del Banco de la República), doblando por el carreteable que conduce a Alto de Colorados, pasando por la escuela de El Bobal, se llega a la Peña de Colorados, puerta de entrada a los bellos campos de frailejones de la zona del Páramo del Sumapaz.
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Depués de tres horas de bici y de subir a 3.400 m.s.n.m., los aventureros se ganaron un merecido descanso, antes de enrutar sus montañeras en busca de los encantos de la famosa laguna.



Todo y cualquier camino se acaba en algún momento y no hay otra alternativa sino hacer camino al andar, como dice el poeta Machado.


Por increible que parezca se encuentran los agresivos linderos de alambre de púas que marcan la frontera de la propiedad privada, en una zona de interés público nacional, como es la estrella fluvial del Sumapaz, lugar donde nacen innumerables ríos que abastecen de agua potable a ciudades como Bogotá y toda la provincia del Sumapaz.
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Después de un refrescante baño, los amigos deciden posar para una foto, impregnados de la música, de la belleza y de la magia de la naturaleza.



Observamos la magia en la inmensidad de la Laguna, en compañia de los susurros del silencio, que se convierten en eterna poesía.
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Thursday, November 17, 2005

En busca de la Laguna Cajitas.


Después de dos horas y media de bici, saliendo de Fusagasuga vía Pasca, escuela Cajitas, los amigos aventureros: Julio César, Luis Francisco, Gabriel, Juan Carlos y detrás de la cámara, Iván, haciendo camino por entre el bosque y los matorrales que desde la escuela Cajitas, se va por los atajos en busca de las bellas y encantas lagunas de Cajitas y Chisacá.
El joven Raúl quedó inicialmente por fuera de la primera foto por el afán de ir adelante.


Después de dos horas de camino se merecen un respiro y aliento para seguir en busca de su anhelada meta: Disfrutar de los mágicos encantos de las lagunas del Sumapaz.

Laguna Cajitas y Laguna Chisacá

Ante la inmensidad y la belleza de la Madre Tierra (Gaia), sólo nos resta por hacerle una humilde reverencia.

¡Es tan grande nuestra ignorancia, como tan grande el universo!




La Hermosa y Encantada Laguna Cajitas.
(El amigo baquiano posó para la foto)

Los amigos ciclomontañistas: Iván, Gabriel, Juan Carlos, Raúl, Julio César y Luis Francisco, después de dos horas y media de bici y tres horas de caminata se encuentran ante la hermosa Laguna Cajitas y en medio de los vulnerables campos de frailejón (Espeletia sp.), que se extienden como verdaderos depósitos y guardianes del agua del Sumapaz. Hoy amenazados por los desafueros del hombre y su mal amañada civilización.


Vista superior de la Laguna Cajitas.
Los amigos siguen empeñados en llegar a la Laguna de Chisacá y enrutan su camino en busca de su destino a más de 3.850 m.s.n.m. para coronar la cima y descender hasta la mágica laguna, también llamada de "Los Tunjos".


!QUE BELLEZA¡
Descendiendo hacia la pequeña cuenca que da albergue a un todo orgánico y único, lleno de vida y de brumas que nos envuelven en un abrazo místico lleno de vitalidad.


Tuesday, November 01, 2005

En Kirpalamar, Arbeláez, Colombia

Michel y Sandra con Elenita y Luis Francisco en el Centro Médico Kirpalamar, Arbeláez, Cundinamarca, Colombia.

Elenita logra asegurar a Nohora para la foto, con la complacencia de Sandra y Michel.


Michel y Elenita, escuchan las explicaciones de la psicológa del Centro Médico Kirpalamar.

En casa del amigo José

En la sala de la casa de don José y de doña Alcira, con el nieto.

Luis Francisco y Michel en la casa campestre de José en el Municipio de Arbeláez.